lunes, 21 de marzo de 2011

"Teología y Liturgia"

Tradicionalmente, el Metodismo ha compartido la postura Arminiana del libre albedrío (creencia cristiana muy anterior a Arminio, pero defendida y sistematizada por él), que se hace posible a consecuencia de la gracia preventiva de Dios, rechaza así la doctrina de la predestinación. Esto lo distingue, históricamente de tradiciones calvinistas como el Presbiterianismo. Sin embargo, en regiones del Reino Unido muy influenciadas por el calvinismo, tales como el País de Gales, el Metodismo Calvinista permanece hasta hoy, conocido como Iglesia Presbiteriana de Gales. Del mismo modo, debates teológicos más recientes a menudo han traspasado las barreras denominacionales, de manera que muchas veces, las ramas teológicamente más liberales del metodismo y del Presbiterianismo tienen más campos en común entre ellos que con respecto a los miembros más conservadores de sus propias denominaciones.


John Wesley no era un teólogo sistemático, aunque los estudios conducentes al ministerio metodista y al cargo de predicador local examinen sus sermones como fuente teológica. Con todo, muchos metodistas están convencidos de que la expresión más popular de la teología metodista se encuentra definitivamente en los himnos de Charles Wesley, desde que el entusiasta canto congregacional se hizo parte del movimiento evangélico, la teología wesleyana echó raíces y se extendió por esta vía.

El metodismo comparte la creencia cristiana tradicional y casi universalmente aceptada en la Trinidad: Dios Padre, Dios Hijo, y Dios Espíritu Santo. En otros términos, esta confesión acepta la Biblia como testigo de la actividad de Dios en la creación, abarcando su intervención misericordiosa en los dramas de la historia, y anticipa la consumación del Reino de Dios. Por otra parte, los metodistas también reconocen los dos sacramentos ordenados por Cristo: Bautismo y Comunión (Cena del Señor).

Es otra posición tradicional del metodismo que cualquier trabajo teológico disciplinado debe involucrar el empleo cuidadoso de la razón. Por la razón, se dice, leemos e interpretamos las Escrituras. Por la razón, determinamos si el testimonio cristiano de alguien es claro. Por la razón, cuestionamos la fe y procuramos entender la acción y la voluntad de Dios.
La doctrina metodista insiste también en que la salvación personal siempre implica la misión cristiana colectiva y el servicio al mundo. La santidad bíblica implica mucho más que piedad personal, el amor de Dios siempre está unido con el amor al prójimo, una pasión por la justicia y la renovación de la vida en el mundo.

En asuntos de liturgia, mientras la mayor parte de los metodistas alrededor del mundo desarrollaba su calendario cristiano de acuerdo al Libro de Oración Común[2] (liturgia de la Iglesia de Inglaterra), un rasgo distintivo de la Iglesia Metodista Americana fue su observancia de la estación del Reinado de Cristo (Kingdomtide), que abarca 13 semanas antes de Adviento, dividiendo así la estación larga después de Pentecostés en dos segmentos más pequeños. Durante Kingdomtide, la liturgia metodista enfatiza el trabajo caritativo y el alivio al sufrimiento del pobre.
Una segunda señal distintiva de la liturgia metodista es el empleo de los Servicios de Pacto (Covenant Services). Aunque la práctica varíe entre diferentes iglesias nacionales (incluso varía el nombre, en Sudamérica se le suele llamar "Día del Pacto"), la mayor parte de las iglesias metodistas del mundo sigue celebrando cada año la convocatoria de John Wesley a la renovación personal de un pacto con Dios. No es inusual dentro del metodismo que cada congregación celebre un Servicio Anual de Pacto el primer domingo libre del año (o la misma noche de año nuevo), y la Oración del Pacto de Wesley (Wesley Covenant Prayer) todavía es utilizada, con modificaciones menores, durante el desarrollo del servicio. Según algunos, se trata de una excelente pieza de escritura litúrgica, como los siguientes extractos ilustran:

... Cristo tiene muchos servicios para ser hechos. Algunos son fáciles, otros son difíciles. Algunos traen honor, otros traen reproche. Algunos calzan con nuestras inclinaciones naturales e intereses pasajeros, otros se oponen a ambos... Pero el poder de hacer todas estas cosas nos es dado en Cristo, quien nos fortalece.

... Yo ya no me pertenezco sino que soy suyo. Ponme Señor para lo que quieras, ponme el rango de quién tú quieras; hazme hacer, hazme sufrir; déjame ser contratado por ti o ser abandonado por ti, exaltado para ti o humillado para ti; déjame llenarme, déjame vaciarme, déjame tener todas las cosas, déjame no tener nada; libremente y de todo corazón ofrezco todas las cosas a tu placer y disposición...

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